El ‘garum’: la salsa de los romanos

A lo largo de los siete siglos en los que estuvo presente el Imperio Romano en la Península Ibérica, multitudes de costumbres gastronómicas se instauraron por primera vez en sus nuevos territorios. Con el Mar Mediterráneo como protagonista a lo largo de la historia romana, la población aprovechaba sus ricos recursos para otorgar un toque diferencial en sus comidas. Entre todas aquellas recetas, es el turno de desgranar el ‘garo’: una salsa preparada con vísceras fermentadas de pescado y especias que utilizaban para proporcionar un sabor salado a los alimentos.

Los pescados más comunes para la realización de esta salsa eran el atún, la morena y la caballa aunque poco a poco, en la Península Ibérica, se priorizó el uso del boquerón y la sardina, especialmente muy presentes en las costas de nuestras tierras.

Elaboración

A lo largo de los siete siglos en los que estuvo presente el Imperio Romano en la Península Ibérica, multitudes de costumbres gastronómicas se instauraron por primera vez en sus nuevos territorios. Con el Mar Mediterráneo como protagonista a lo largo de la historia romana, la población aprovechaba sus ricos recursos para otorgar un toque diferencial en sus comidas. Entre todas aquellas recetas, es el turno de desgranar el ‘garo’: una salsa preparada con vísceras fermentadas de pescado y especias que utilizaban para proporcionar un sabor salado a los alimentos.

Los pescados más comunes para la realización de esta salsa eran el atún, la morena y la caballa aunque poco a poco, en la Península Ibérica, se priorizó el uso del boquerón y la sardina, especialmente muy presentes en las costas de nuestras tierras.

Uso gastronómico

Los romanos emplearon el ‘garo’ de forma semejante a como hoy en día utilizan las cocinas asiáticas la salsa de soja. En lugar de verter unos granos de sal sobre la comida, se ayudaban del ‘garo’ para darle un toque salado a sus comidas.
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